Cuando vamos a realizar un viaje, digamos que estamos planeando unas vacaciones, por lo general estudiamos la ruta (carretera, kilometraje al destino, puntos intermedios), vemos el lugar en que nos hospedaremos y la forma de arribar, los lugares de interés que planeamos visitar cada día, los restaurantes, clima en el sitio, y en base a ello acomodamos nuestro equipaje y presupuesto.
Ahora imagine que usted hará un viaje en el tiempo, de lunes a viernes. Usted espera llegar al viernes y estar en un lugar diferente del que inició la semana; para estar en ese lugar distinto, debería conseguir algunas "metas", alcanzar ciertas marcas en su camino, es decir, arribar al puerto.
Pero si no planea el viaje, si simplemente espera que llegue un día tras otro, o lo disfraza ocupándose en resolver los muchos pendientes que surgen día a día y nada más, cuando llegue el viernes usted estará, por decirlo de alguna manera, en el mismo lugar en que empezó la semana, porque no hizo ningún progreso real, salvo resolver los pendientes cotidianos, esos que nunca se acabarán.
Por lo tanto, es imperativo que tenga una logística semanal, que haga una ruta para avanzar en sus metas mensuales y, mejor aún, anuales. Por ejemplo, si usted espera hacer un avance en su tesis (en caso que le falte), quizás deba invertir 20 horas en el mes, una hora diaria, o planear las cosas para que la mañana del sábado se pase trabajando en ello, pero tendría que hacer un espacio en su agenda para que nada le quite la intención de dedicarle el día mencionado a esa tarea. Lo mismo podría decir de aprender un idioma, un oficio, hacer alguna actividad física, agendar alguna reparación doméstica, una o varias citas con prospectos de negocio (quizás empiece a trabajar una hora antes en su labor habitual, para salir a determinada hora y cumplir con esa meta).
Para ello, le recomiendo que haga un calendario, o consiga una agenda y apunte (si, de su puño y letra) las actividades importantes; muchas personas confían en las agendas electrónicas, pero el hecho de apuntarlo con su letra tiene un efecto mnemotécnico más poderoso. Así estará creando su logística semanal, y puede apoyarse en la técnica del prelunes.
Y así como a veces, en un viaje, no logramos entrar a un espectáculo, o no conseguimos visitar un restaurante, también en ocasiones le pasará en su logística semanal, pero lo importante es que entre el 80 y 90% de las actividades agendadas, las cumpla. Eso sin duda le ayudará a avanzar en sus metas semanales, mensuales y anuales. Y recuerde que comerse un elefante no es tan complicado, sólo debe hacerlo bocado a bocado.
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