Cuando llegó la pandemia de Covid 19, muchas empresas decidieron ajustar sus procesos y enviar a las personas a su casa, para mantener el ritmo de trabajo sin exponer a contagios. Con franqueza, no se esperaba que fuera tanto tiempo, y en los meses que duró la encerrona, muchas personas cambiaron su vida de manera radical: se casaron, se divorciaron, tuvieron hijos, iniciaron negocios, o simplemente se acostumbraron a no ir al trabajo y el tiempo que usaban en traslado lo utilizaron en diversas actividades. Cuando se empezó a regresar al personal a las oficinas, ya fuera de tiempo parcial (desde 1 hasta 3 días) o completo, hubo quienes ya no les acomodó dar vuelta atrás y pasar en el tráfico entre 5 y 20 horas a la semana. Y en ese retorno, surgieron dos fenómenos que se han exacerbado:
Renuncia silenciosa: Esta condición se da cuando el empleado ya no tiene el mismo interés en laborar con la intensidad que antes lo hacía, y decide bajar su perfil para que no se le incluya en nuevos proyectos que requerirían más tiempo frente a la computadora de casa, o definitivamente ir a la oficina más tiempo. Evidentemente, la compañía puede reaccionar y buscar la inclusión involuntaria en otras actividades para justificar el sueldo que le paga, pero el empleado busca la manera de salirse rápido de esas actividades para no perturbar su paz. También es posible que se haya llegado a este "estado de ánimo" porque se han tenido malos jefes que han promovido a personas sin talento, que se haya llegado a un techo de cristal, o no se tenga muy buena relación con quienes deciden, y la apatía, el desinterés y la escasez de oportunidades hagan que las personas sólo quieran "pasar desapercibidas". Han renunciado, pero siguen en el puesto.
Despido silencioso: La empresa ya no quiere a una o varias personas, y prácticamente las olvida, les niega implícita o explícitamente los logros de su actividad, les hace de lado cuando se trata de aumentos y/o promociones, ya no los invita a proyectos en los que antes era habitual, tratando de que se aburran, se sientan prácticamente muebles, y terminen cediendo y renunciando. Esto se ve más ahora que la tecnología ha cambiado, que hay nuevo personal, que se hace necesaria la interacción social, pero cuando las personas, antes animosas, ahora tienen otros intereses, pues la compañía responde haciéndolos a un lado; o lo contrario, la empresa los inunda de trabajo, pone en evidencia sus deficiencias, les hace buscar la salida pero sin el pago de la prima por un despido (es decir, obliga a que los empleados renuncien ya sea por abandono o por sobrepresión). Están despedidos desde hace tiempo, sólo falta la salida formal.
Obviamente, ninguna de estas condiciones son deseables, pero son muy visibles en los años pospandemia, y más visibles cuando las personas se enrolaron en actividades que les son más gratificantes que regresar a los años prepandemia. Cuando trabajé en Honda, en Ciudad de México, invertía entre 15 y 20 horas a la semana en traslados, y créame que hoy no buscaría un reto profesional que implicara ese desgaste y lejanía con la familia. Porque en tanto tiempo de traslado, nadie gana, ni la empresa ni el empleado. Y eso les pasa a muchas personas que encontraron una rutina de ejercicio o beneficio corporal, el cuidado de un familiar, nuevos hijos, algún oficio que pueden alternar con su empleo.
Sin embargo, hay quienes, al contrario, buscan contar con las experiencias que les da el retorno completo a la oficina (las generaciones que se graduaron en pandemia de Covid y que no había ido cinco días a la semana a la oficina, ahora gozan de compartir sus vehículos con compañeros que no habían conocido).
Y esto es sólo el comienzo, pues hay que pensar cómo podría impactar el hecho de empezar a ser reemplazado por algoritmos de IA: muchos proyectos pueden ser desviados a rutinas de IA, haciendo que muchos empleados sean puestos en tareas básicas, aburridas, y que sientan que se les está desperdiciando.
Evidentemente, estas conductas pueden repercutir en los indicadores de Rotación y Ausentismo, que puede consultar en Indicadores clave de desempeño - Edición 2024, cuyo link está más abajo.
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