En respuesta a la pregunta que titula este artículo, aunque muchos dirán que sí, la tendencia parece ser la contraria. En el pasado, digamos hace unos 15 o 20 años, tener una maestría era símbolo de distinción, de status. No cualquiera podía pagarse el grado, en primera porque prácticamente eran presenciales y había que dedicarse de tiempo completo (lo que implicaba, tener una amplia fuente de ingresos pasivos) y los tenían casi monopolizados algunas universidades. Sin embargo, al menos en la última década, se ha vuelto una moda y la cantidad de personas que ya cuentan con un posgrado va en aumento, en buena medida porque muchas universidades (grandes y pequeñas) los ofrecen a diestra y siniestra. Ahora, no todas las maestrías son igual de demandadas; la palma se la llevan las maestrías en administración o negocios, o como se le conoce regularmente, un MBA (y además, se menciona con las literales en inglés), y son un un tema de status.
La inversión en un MBA, hasta hace unos años era alta, pero los precios han bajado, aunque eso no implica que sean baratas, y muchas veces el incremento salarial no alcanza a compensarlo en el plazo necesario para obtenerlo. Claro que los precios, en las distintas universidades, pueden variar enormemente, tanto como diez veces, y no necesariamente se obtiene diez veces más de conocimiento o capacidad. Este es el primer factor que considerar: el costo. De hecho Josh Kaufman, en su libro "Personal MBA" menciona que un MBA en alguna de las escuelas más prestigiosas de Estados Unidos, puede llegar a costar entre 100 y 150 mil dólares, y que lo común es que las personas no vean ese retorno de la inversión, por lo que es mal negocio.
El segundo factor es la saturación del mercado; para puestos de supervisor y hacia arriba, se pide maestría, lo que significa que llevar un MBA en el currículum ya no es ninguna ventaja. Ahora, podría ser una ventaja si su grado de maestría fuera de una universidad extranjera, pero en ese supuesto, quizás no estaría buscando trabajo sino que el trabajo lo buscaría a usted. No quiero sonar malinchista, pero no es lo mismo un grado de la universidad de Oxford, que de San José de las Gallinas. Además, un MBA se ha convertido en un commodity: prácticamente la totalidad de las escuelas ofrecen maestrías, y enorme porcentaje de las personas los han cursado, Entonces ¿cuál es la diferencia positiva? Ninguna.
Tercero: Retorno de la inversión. En un mercado como el nuestro, que no es precisamente una economía en expansión, y donde hay muchos jóvenes hambrientos de experiencia y que harían el trabajo por la mitad de la paga ordinaria, creer que puede tener un aumento por haber completado una maestría es una vana ilusión. Posiblemente un MBA le sirva para retener su trabajo, y ya. Quizás en la academia se abra alguna puerta, pero en la industria, créame que nadie lo va a considerar para un aumento sólo por tener un MBA, y entonces su inversión en el grado será más difícil de recuperar.
La tendencia hoy es a las certificaciones técnicas de corto plazo, que pueden explotarse en lo inmediato, y en unos meses o pocos años, una nueva certificación en alguna otra área, y así seguir, más que usar un par de años (o un poco más), dedicarle alma y corazón, para que no se cumpla la meta de promoción o cambio de aire laboral. O definitivamente, decantarse por una maestría en ciencias con elevada especialización, para ser el experto en un área en la que haya muy poca competencia y un amplio horizonte de aplicabilidad laboral.
Ahora bien, algunos dirán que sin el MBA, posiblemente no conseguiría el trabajo. Ya no estoy seguro, pues las nuevas generaciones no están interesadas en los títulos, sino en los resultados inmediatos, un poco la misma velocidad que buscan en las respuestas en los buscadores en línea.
Entonces, si su propósito de año nuevo era iniciar una maestría, le sugiero que lo piense dos veces; hágalo si está convencido que le puede redituar (aumento salarial o promoción) en el corto plazo, o si está en desventaja por no contar con el grado; pero si tiene otro escenario, le recomiendo ampliamente visualizar otra opción de crecimiento laboral. Y por supuesto, evalúe la calidad académica y empleabilidad que le ofrece la universidad seleccionada; no vaya a ser un commodity que no sea redituable.
Finalmente, dejo un pequeño texto del gurú canadiense de la administración Henry Mintzberg: "Los programas regulares de MBA deben ser cerrados. Es un camino equivocado entrenar gente que no era gerente para convertirse en gerente. Los programas de MBA confunden el entrenamiento de líderes en especialistas, y viceversa". ¿Qué le parece?
Le recomiendo el siguiente artículo: Para un feliz 2023, se necesitan hábitos y no sólo buenos propósitos.
https://www.business.com/articles/why-an-mba-degree-isnt-as-prestigious-as-it-once-was/
https://www.forbes.com/sites/poetsandquants/2019/08/20/its-official-the-mba-degree-is-in-crisis/
Kaufman, J. (2011).
MBA personal. Conecta.
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