Imagine el resultado de este
mismo estudio si lo hicieran hoy en día, cuando aparte de la mayor carga
laboral, la invasión de los espacios y horarios familiares, ahora sí
consideraran el tema del aislamiento físico de los compañeros de trabajo, de
los contactos cotidianos (hace unos días, platicaba por videoconferencia con un
compañero de trabajo, que cuando estábamos en la oficina, sin ningún otro
motivo, uno podía pasar a la oficina de alguien y saludar, sólo por platicar;
¿cuántas veces ha hecho una videollamada con un compañero de trabajo sólo para
saludar?), el difuminar la línea entre el espacio de trabajo y el de descanso.
Seguro esta correlación se haría mucho más marcada.
Si bien es cierto que muchas empresas
cerraron sus puertas, otras se conservaron en la crisis pero bajo un esquema de
teletrabajo, y son esas personas las que se mantienen en su espacio a las que
me refiero.
Jim Rohn, uno de los mayores
vendedores de libros de autoayuda, alguna vez mencionó que somos el promedio de
las cinco personas con las que más convivimos. Pero en este aislamiento, que ya
está cerca de los dos años, no convivimos (laboralmente hablando) con nadie más
que el monitor de nuestra computadora. Tenemos muchas juntas, pero muchas de
esas reuniones son sin cámara, por lo que vemos una fotografía y escuchamos una
voz fría, a veces por horas. Y aunque puede ser que la productividad no haya
declinado, la fatiga y la soledad sí que han crecido, y van a pasar en algún
momento del 2022, una cara factura a las empresas que no atiendan el llamado
del lado humano del trabajo: problemas de ansiedad, depresión, agotamiento
mental, sobrepeso, y eso puede llevar a elevar la rotación y perder talento.
Le recomiendo que busque la
manera de encontrarse con sus antiguos compañeros de trabajo, quizás uno o dos
de ellos, cada dos o tres semanas, con todas las medidas de precaución. No
pierda el contacto, la charla informal, si quiere usted sobre temas sin importancia,
pero el hombre necesita esa parte social, afectiva, de pertenencia. También
busque a antiguos colegas, hable con ellos, trate de retomar el camino social
que llevaba sin exponerse a contagios, lo importante es tener una válvula de
escape al encierro laboral. O algo más ligero, cotidiano: salga a caminar alrededor de su cuadra o edificio,
sin un motivo aparente, simplemente retome el aliento y la concentración.
En algún momento del 2022 (todos
lo esperamos) retomaremos el camino, pero no podemos llegar a ese nuevo
arranque agotados; cualquier atleta le dirá que iniciar una carrera cuando está
cansado, es uno de los peores consejos. Su salud física y mental, la
conservación de su trabajo o las posibilidades que traiga el futuro, pueden
estar en juego.
Para saber más: Seppala, E. & King, M. (June, 2017). Burnout at work isn’t just about exhaustion. It’s also about loneliness. Harvard Business Publishing.
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