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Síndrome de Karoshi: Trabajar ⚙️ hasta la muerte ☠️

Muchos hemos conocido a personas adictas al trabajo, workoholiccuya responsabilidad excede la normalidad y quieren cumplir con todo y con todos, aunque eso repercuta en su salud e incluso, que los lleve a la muerte. Cuando trabajaba en una empresa automotriz japonesa, me enteré que un compañero de trabajo, de unos 38 años, tratando de cumplir con lo solicitado por sus entonces jefes, estuvo respondiendo correos hasta altas horas de la noche del sábado, y el domingo amaneció muerto por un paro cardíaco. Eso sí es llevar el trabajo hasta niveles mortales de stress. En el mismo periodo, la filial en Puerto Rico nos informó de otra persona que tuvo amenaza de infarto, y desde esa fecha, todo el personal fue enviado a gozar debidamente de sus vacaciones, reteniéndoles la laptop en la oficina, para lograr una desconexión completa. Y yo creo que prácticamente todos conocemos a alguien que haya tenido un episodio de presión alta, desvanecimiento, u otro síntoma de fatiga laboral.



El síndrome de Karoshi es un término que proviene de Japón, y que se refiere a morir por exceso de trabajo. Esto ocurre cuando las personas son sometidas (por su voluntad, o la de un jefe extremo) a largos periodos de stress, que incluyen ayunos o comidas muy rápidas y en el escritorio, dormir poco o nada, no tener descanso ni vacaciones, mantenerse alerta 24 horas por 365 días. Esto, aunado a someterse a la tiranía del reloj y de plazos siempre ajustados, trabajos sedentarios que conllevan a hipertensión, tarde o temprano perjudican la salud.

Por supuesto, muchas personas tienen miedo a quedarse sin trabajo, por lo que aceptan la carga laboral aunque saben que pueden pagar con su salud las exigencias. También, la competencia de las nuevas generaciones, que tienen una preparación diferente y una mayor energía, hace que algunas personas se entreguen a cumplir las demandas que muchas veces les generan horarios poco usuales, y lo hacen por largos periodos pensando que todo tiempo futuro será mejor, cuando lentamente van minando su salud al descuidar el manejo del stress, la comida saludable, la actividad física, al abandonarse al trabajo y sólo al trabajo.

No quisiera que se malentienda: No estoy en contra de ciertos periodos de stress, por proyectos especiales, por objetivos retadores (hace algún tiempo escribí un artículo sobre "tensión creativa", pero este concepto es autolimitante). Pero si no cuidamos la salud, si el trabajo (y sólo el trabajo) nos define como personas, si anteponemos permanentemente cumplir las demandas laborales a nuestros seres queridos o a nuestra propia vida... me parece que sí hay un desbalance.

Si las personas trabajan más de 60 o 70 horas a la semana, si mandan (y esperan respuesta) mensajes y correos más allá de las 10 de la noche y antes de las 5 de la mañana o en domingo a cualquier hora, si siempre se llevan trabajo a la casa, si pierden días y días de vacaciones porque nunca en el año tienen tiempo para disfrutarlas porque se olvidan de la familia (o piden vacaciones pero siguen trabajando como ordinariamente), si en sus análisis médicos salen recurrentemente con presión alta y elevados niveles de triglicéridos, si sus exigencias laborales son excesivas, si frecuentemente amenazan con despidos si el trabajo no se cumple como lo solicitan, si su tasa de rotación de personal está más allá del 20% anual, si hay personal que sufre del agotamiento o burnout (fase que antecede al síndrome de Karoshi), seguramente está en presencia de alguien que en un futuro tendrá problemas de salud por exceso de trabajo (sea jefe o empleado), e incluso puede morir en el escritorio.

Las acciones preventivas respecto al síndrome de Karoshi se dividen en individuales y organizacionales. Las individuales sencillamente son evaluar objetivamente el trabajo (la carga, exigencia, implicaciones) y decidir en función de los objetivos individuales si conviene seguir en el puesto, con la empresa, con el jefe. Las acciones organizacionales involucran revisión de las cargas laborales, establecimiento de pausas, goce de días de descanso sin conexión con el trabajo, motivación para el cuidado personal de la salud, incluso se puede llegar a un amonestamiento al jefe que pida que los empleados renuncien a sus vacaciones, que trabajen en ellas, o que pida que, rutinariamente, se lleven el trabajo a sus casas. Pero si la empresa lo alienta o el jefe está protegido por la organización, entonces no hay mucho para pensar: se queda en el ambiente tóxico con la carga social y emocional, o lo deja para cuidar su salud y su vida.

Finalmente, una reflexión: Si usted entrara a una empresa donde se corren rumores de que, en el pasado, hubo personas que murieron trabajando, ¿se quedaría? Pocas cosas dañan la reputación de una organización, como que haya historias de trabajadores que se quedaron en el escritorio, ¿no cree?

Le recomiendo leer el artículo "Síndrome de Hybris o enfermedad del CEO", también publicado en este blog.


Referencia:

Castañeda Aguilera, Enrique. (2010). Adicción al trabajo (workaholism): Patología psicosocial del siglo XXI. Salud de los Trabajadores18(1), 57-66. Recuperado en 26 de octubre de 2022, de http://ve.scielo.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1315-01382010000100006&lng=es&tlng=es.


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