Los hábitos nos manejan, nos demos cuenta de ello o no. Cada actividad que realizamos de manera repetida es un hábito: A la hora que despertamos, el ritual de aseo, la selección de la ropa, la elección de los alimentos, el número de tasas de café, cómo saludamos a las personas, el camino que seguimos para el trabajo o la escuela, la velocidad con que manejamos, cómo reaccionamos a los coches que nos rodean, qué tan frecuentemente contactamos a nuestros amigos, cuántas veces consultamos nuestro teléfono, las palabras que elegimos para hablar, el ejercicio (deporte, frecuencia, duración, quien nos acompaña) que hacemos, cómo gastamos nuestro dinero, el camino que seguimos en el súper, la limpieza de nuestra casa, el acomodo de nuestros cajones, los programas de radio, televisión o las redes sociales, la hora de dormir, cómo establecemos nuestras metas, y otros comportamientos conscientes e inconscientes.
La gran mayoría de las personas, no nos ponemos a pensar cómo todos estos comportamientos moldean nuestro día a día, y los resultados que obtenemos. Si, como lo lee. Si usted lee cierto periódico, su opinión tendrá el sesgo de los autores de esos artículos (si no le gusta o no comparte las opiniones, generalmente deja de leerlos o seguirlos); si usted elige una ruta para el trabajo, verá sólo un panorama y perderá de vista el de otra ruta (por eso, cuando a veces nos desviamos de la ruta habitual, vemos cosas que nos sorprenden); si practica sólo un deporte y lo hace sólo, tendrá sólo esa perspectiva. Y en función a ello, son los resultados que obtendrá: si hace deporte sólo, no hay quien le corrija la postura o la velocidad, y su avance o retroceso estará en función sólo de su opinión [aclaro: si usted utiliza un video de Youtube, o una rutina en línea, ya no está completamente sólo, hay quien le marque tiempo y ritmo]. Si usted no escucha ninguna opinión respecto a su vestir, a los colores, telas, combinaciones, su resultado es predecible: su estilo no va a variar y la percepción de la gente irá en ese sentido. Y lo mismo con su alimentación, su trabajo, su estudio, su interacción con la sociedad.
Y así podría seguir poniendo ejemplos con los hábitos. Muchas veces queremos tener resultados distintos como un nuevo trabajo, mejor sueldo, una casa diferente, conocer a otras personas, mejorar la salud, rescatar el cuerpo atlético, terminar el grado académico, cambiar de pareja, dejar la casa en que ha vivido 30 o 40 años. Pero eso está sujeto a nuestros hábitos, a cómo nos relacionemos, al horario al que estamos acostumbrados.
- Si quiere ganar más, pero insiste en sólo trabajar 8 horas diarias y en su zona de confort, de lunes a viernes, no será sencillo.
- Si quiere recuperar su salud y su figura atlética, pero no quiere renunciar a su descanso, horario, dieta, comodidad, veo difícil que logre esa meta.
- Si quiere mejorar sus finanzas, pero no deja esos pequeños gastos hormiga, o no quiere renunciar a las múltiples membresías subutilizadas (música, películas, compras, gimnasios, almacenamiento en la nube, etc.) será difícil que progrese.
Para establecer sus objetivos 2022, y que tengan mayor probabilidad de supervivencia, debe revisar sus hábitos y entender cuáles le impulsarán y cuáles le van a frenar; cuando inicié el doctorado, para mí estaba claro que no podría seguir con el ritmo y duración de mi rutina habitual de ejercicios, por lo que ajusté mi horario y descanso, a fin de avanzar en ambos campos; algunos de mis compañeros de grado renunciaron a sus vacaciones y fines de semana para tener el espacio requerido para la investigación. Cuando alguien quiere comprar casa, sabe que deberá renunciar a algunos gastos habituales para ajustarse y alcanzar a pagar la mensualidad; si no lo hace, lo más probable es que no alcance a cubrir su objetivo o lo haga sacrificando áreas que no estaban consideradas (con disgusto y muchas veces, con sufrimiento).
Van otras sugerencias: Revise cómo elabora su currículum vitae (quizás usa el mismo formato de hace 20 años), sus prácticas en idiomas extranjeros (con qué frecuencia lo habla, con qué duración, en qué situaciones), sus aportaciones en redes sociales (qué publica habitualmente vs. qué quiere que vea un reclutador), el tiempo que dedica a aprender habilidades del siglo XXI, el tiempo que dedica a planificar su vida financiera futura. Todas estas actividades le consumirán tiempo, vea qué hábitos que no le dejan la rentabilidad esperada, debe abandonar, y agarre el toro por los cuernos.
Si los hábitos nos manejan, deciden por nosotros de forma automática, veamos qué están decidiendo y propongamos cambiarlos cuando esas decisiones no apoyan nuestro progreso. Por eso, desde noviembre de 2021, le recomiendo que haga un inventario de sus hábitos, que detecte los disparadores y recompensas de esos hábitos actuales y ponga nuevo rumbo a su vida, hacia un próspero 2022. Pero su trabajo empieza hoy, y no es una tarea sencilla que pueda completar una tarde. Vaya un hábito a la vez, y le deseo que tenga mucha constancia.
Para saber más: Clear, James. (2019). Hábitos atómicos. Editorial Paidós.
Vea mi artículo: Poderosos aliados para cumplir sus metas.
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