Desde hace varias semanas, he visto cómo ha aumentado el ruido mediático en torno a la educación financiera: Necesitamos ahorrar, hay que saber cómo manejar los recursos, hay que tener conocimiento de cómo hacer crecer las inversiones.
Está bien, pero me parece un esfuerzo chato, por varias razones. La primera, es que si bien se requiere un conocimiento teórico, el tema de las finanzas se aprende en la práctica. Para hacer un presupuesto, tiene que conocer sus gastos, llevar el registro, conciliar de manera casi cotidiana; invertir es un acto de inteligencia y audacia, pues debe conocer el mercado, las condiciones, los riesgos y luego atreverse a poner el dinero en aquello que ha elegido. Ahorrar no sólo es un buen deseo, sino un acto cotidiano que requiere mucha disciplina. Pero todo esto hay que hacerlo en la realidad, no en el etéreo de un curso.
La segunda razón es que podemos hacer un esfuerzo aislado, y no con ello diremos que hemos aprendido, sino que hay que generar destreza con base en la práctica frecuente y guiada. Para hacer un presupuesto, usted debe hacerlo cada quincena, registrar cada gasto, presentarlo ante un mentor (por ejemplo, su contador) para que le oriente y le permita aprender, para que al cabo de un año usted cuente al menos 24 presupuestos quincenales, de los que aprender. Usted no aprenderá a nadar con dos o tres chapuzones en la alberca, sino que es un esfuerzo sostenido por un largo tiempo.
Entonces, no es suficiente con tomar un curso o una conferencia sobre educación financiera. Deje de lado esa idea. Para que funcione, usted necesita práctica financiera suficiente para ver los diferentes escenarios, tomar decisiones, buscar información, evaluar riesgos, atender necesidades no planificadas. En todo proceso de aprendizaje, siempre hay factores que pueden cambiarle el panorama, pero aquí no hay calificaciones sino resultados, los resultados de su vida.
Piense en ello, y actúe: busque a un mentor, alguien que le guíe y acompañe al menos durante un año, que le apoye en su proceso de capacitarse para el ahorro, la generación de presupuestos, la salida de las deudas, generación de objetivos financieros, opciones de ahorro e inversión, creación de fondo de emergencias, manejo de los instrumentos crediticios, etc.
Suerte en su proceso de aprendizaje.
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